Desde la semana pasada, en Madrid ya podemos disfrutar del periodo de rebajas estival. Eso sí, aún hay algunas tiendas que se mantienen ‘fieles’ a la tradición de comenzar con los grandes descuentos a comienzos del mes de julio.
No os lo creeréis, pero aún no he caído en la tentación de ‘irme de rebajas’, más que nada porque cada vez me gusta menos el ambiente. Me refiero a la cantidad de gente, el desorden de la ropa… No sé, me da pereza (ahora pienso: “¡Con lo que has sido y para lo que nos hemos quedado”!)
Ahora me he aficionado a las ventas privadas que determinadas tiendas organizan. Es cierto que siguen habiendo mucha gente (y colas y ropa desordenada), pero como los descuentos no suelen superar el 50% (que está muy bien, para qué vamos a negarlo) el ambiente no es tan caótico.
Precisamente, hace un par de semanas, me enteré de que la tienda que Maje tiene en Lagasca organizaba una venta privada para sus clientas y allí que me fui. Era el momento perfecto para probarme un montón de prendas de temporada y hacerme con algún que otro modelito de cara al verano.
Y eso fue lo que hice. Acabé comprándome una falda blanca (ideal) y una camiseta color madreselva (¿recordáis que es el color del verano? – o uno de ellos-) básica con un detalle drapeado en las mangas que le da un toque diferente. Y P. hizo lo mismo (No, no se compró nada) y me regaló otra falda y unos mini shorts ‘super ponibles’.
Cuando llegué a casa me probé las adquisiciones una y otra vez y, como siempre, empecé a hacer todo tipo de combinaciones posibles. “Con estas sandalias es ‘too much’, mejor con estas otras”. Y así hasta que conseguí encontrarle un sitio a cada una de mis prendas.
Eso sí, aún no he estrenado nada. Y, sinceramente, no sé a qué espero.
¿Qué os parecen las compras? ¿Sois asiduas a las ventas privadas? ¿Las preferís a las rebajas?
