¿Por que siempre tropezamos con el mismo zapato?

‘El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra’, y yo añado: “La mujer es la única que tropieza dos veces con los mismos –u otros, da igual- zapatos”.  

Si en el post anterior me quejaba de la falta de espacio para organizar mis zapatos –mejor, todo en general- ahora no tengo motivo alguno para hacerlo porque, como dice otro refrán popular, ‘sarna con gusto no pica’. ¿Por qué digo esto?, os preguntaréis. Pues porque como una siempre acaba picando, el sábado, durante un ratito en el que visité algunas tiendas para hacer una serie de cambios, acabé comprando tres nuevos pares de zapatos.

“¡Estás loca!”, pensaréis. “¡Luego no te quejes!” (eso me lo digo yo a mi misma). Admito todo tipo de comentarios al respecto, pero seguro que si explico los motivos que me llevaron a tal hazaña lo entenderéis.

Después de una mañana de sábado poco fructífera en lo que a “compras rebajiles” se refiere, y sin ninguna intención por mi parte, acabé en una de las pocas tiendas que Hazel tiene abiertas en la capital (una pena que cierre, porque me encantaba la marca). Cuando entré me di cuenta de que aunque las existencias no eran abundantes sí había material entre el que elegir a unos precios más que sorprendentes.

De repente, sin quererlo –y mucho menos necesitarlo- me vi probando hasta siete pares de zapatos (reconozco que me entró un deseo irrefrenable de consumir), todos ellos con precios que no superaban los 25 euros (cuando su precio original era bastante superior a los 70 euros).

Así que por el módico precio de 65 euros me traje a casa tres nuevos pares de zapatos.

Unos de plumas y satén marrón, ideales para alguna fiesta o evento de trabajo.

Unos negros con piel de serpiente en dorado y cintas que se atan al tobillo. Más bajitos y adecuados para el verano.

Y, por último, otros negros de punta afilada y tiras que auguro que me pondré un montón.

¿Verdad que no puedo quejarme? Pero... ¿Quién puede resistirse a algo así? ¡Esto sí son rebajas!

Y tú, ¿has encontrado algo tan rebajado que no te ha quedado más remedio que llevártelo a casa?